Envuelta en mi traje de Luz,
danzo y renuevo mis energías
al ritmo de que marcan los guías,
recibo a la Primavera en plenitud.
Envuelta en mi traje de Luz,
danzo y renuevo mis energías
al ritmo de que marcan los guías,
recibo a la Primavera en plenitud.
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El mensaje de este ángel nos indica que debemos oír más a nuestro corazón y comunicarnos más con el Gran Espíritu, para así llegar a una total armonía con nuestro alma.
El ser humano siempre está a la búsqueda de algo que le llene, que le comprenda y que le aporte amor, felicidad y equilibrio. Buscamos incesantemente la comunicación con otros seres para que nos aporten todas esas cosas de las que nos sentimos tan necesitados.
Si tenemos paciencia y escuchamos a nuestro corazón, tal como nos aconseja el ángel, es posible que se encienda en nosotros una luz interior que nos diga que no hay nada como la felicidad de encontrarse bien uno mismo, física y moralmente.
Podemos practicar en una habitación a solas, tal vez con una música adecuada, un incienso y una vela, de modo que encontremos la calma necesaria para meditar y escuchar los latidos de nuestro corazón, los cuales nos guiarán a ser mejores con todo el mundo, incluso con nosotros mismos, pues no hay mayor felicidad que la de estar en paz con nuestro espíritu.
El ángel nos habla de los beneficios que nos proporciona dedicarnos, por lo menos un momento al día, a pensar y entrar en contacto con el Gran Espíritu, dejando a un lado todo lo demás, sin pensar en nada. Un sólo instante con esa intención vale más que años de palabras recitadas en oraciones vacías.
Hay momentos en que nuestro cerebro se queda en blanco, nuestro pensamiento se queda absorto y nada ni nadie puede interrumpirnos.
Es un tiempo mágico, más aún si logramos entrar en contacto con el Gran Espíritu. La energía que nos transmite es un fluido tan potente como un relámpago. Es un instante de conciencia infinita, un momento tan supremo que nos hace sentir como si flotáramos, fuera del tiempo y del espacio. Es nuestro, de nadie más.
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Los ángeles nos están enseñando que todos los seres humanos necesitamos del contacto con los demás para llegar a alcanzar el equilibrio que nuestro corazón necesita. Paz, armonía, amor al prójimo, amor a todo ser viviente, a nosotros mismos, a la Madre Tierra, al Cosmos, al Sol, a la Luna y a las estrellas. ¡Sin amor no somos nada! No podemos comprender el verdadero significado de nuestra existencia, para qué hemos nacido.
El amor es un sentimiento universal… Pero, por desgracia, qué pronto olvidamos con el paso de los años el amor que sentimos de niños, o de adolescentes, o cuando encontramos a esa persona especial con la que deseamos formar una pareja… ¡Es tanto el amor y la pasión, el deseo, que nos sentimos los más felices de la tierra! Tanto, que incluso nos da miedo que no vaya a durar.
Pero luego, la vida nos endurece, nos aburre lo cotidiano, algunas veces estamos tan atados a la rutina que no vemos forma de salir de ella. Y entonces no nos quedan ganas de esforzarnos y recuperar el amor, la pasión o el deseo, nos creemos los más infelices del mundo.
Pero los ángeles nos traen un aliento de esperanza y nos aseguran que no es así pues, incluso en medio de esa rutina y de las dificultades que hemos podido llegar a experimentar, hemos conseguido ser felices a nuestra manera, amando y procurando no hacer daño al otro. ¡No perdamos la ilusión!
Con plumas de Luz
acaricio y protejo
lo que más quiero.
Lectura amiga
en entorno apacible,
fresco verano.
Ángel de la guarda
dulce compañía
no me dejes sola
ni de noche ni de día
que me perdería
Con alegría
en unión a la Tierra
Bailo la Vida
Dulce remanso
De serenidad y paz
Por la eternidad
Jugando, sueño.
Soñando, caminamos.
Viviendo, te amo.