Quiero ser de mar
y quiero ser de tierra,
ser de la Vida.
Quiero ser de mar
y quiero ser de tierra,
ser de la Vida.
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El mensaje de este ángel nos indica que debemos oír más a nuestro corazón y comunicarnos más con el Gran Espíritu, para así llegar a una total armonía con nuestro alma.
El ser humano siempre está a la búsqueda de algo que le llene, que le comprenda y que le aporte amor, felicidad y equilibrio. Buscamos incesantemente la comunicación con otros seres para que nos aporten todas esas cosas de las que nos sentimos tan necesitados.
Si tenemos paciencia y escuchamos a nuestro corazón, tal como nos aconseja el ángel, es posible que se encienda en nosotros una luz interior que nos diga que no hay nada como la felicidad de encontrarse bien uno mismo, física y moralmente.
Podemos practicar en una habitación a solas, tal vez con una música adecuada, un incienso y una vela, de modo que encontremos la calma necesaria para meditar y escuchar los latidos de nuestro corazón, los cuales nos guiarán a ser mejores con todo el mundo, incluso con nosotros mismos, pues no hay mayor felicidad que la de estar en paz con nuestro espíritu.
El ángel nos enseña que no debemos estar tristes ante la partida de un ser querido. Nos asegura que morir es vivir, que el cuerpo sólo nos ha sido prestado para poder transformar aquí, en la Tierra, todo lo que en otras vidas hayamos hecho mal y, así, poder llegar al Gran Espíritu.
Verdaderamente, nos sentimos desamparados cuando nos enfrentamos a la pérdida de alguien cercano a quien amamos.
Cuando una persona pierde a sus padres sufre un gran dolor, pero con el tiempo va encontrando consuelo al aprender a reconocer en sí una parte de ellos, ya sea a nivel físico, psicológico o emocional, gracias a sus enseñanzas, su amor y el cuidado que le dedicaron para que fuera la persona que hoy es. Es algo imposible de olvidar.
Otras personas tienen que experimentar la pérdida de un hijo y pueden sentir que su propia vida se va con él o con ella, tal vez desearían haber muerto ellos en su lugar o sienten un inconmensurable sentimiento de culpa por lo ocurrido.
El Gran Espíritu nos dice, a través del ángel, que todos tenemos nuestro momento en la Tierra. Hemos venido a aprender y crecer como almas y, si es necesario, volveremos a experimentar diferentes vidas hasta quedar limpios de todo lo que no sea nuestra verdadera Esencia Divina para poder llegar hasta Él, que es el Amor Universal.
Hace unos días se inauguró,como ya sabéis, mi última exposición, “Los ángeles de Juani III”, y aquí tenéis una panóramica de la misma, especialmente dedicada a quienes no podéis ir a verla en persona, así como algunas fotos de la inauguración.
¡Espero que os gusten!
¡Ya está todo listo!
En poco más de 24 horas, la sala II del Centro Cultural Nicolás Salmerón abrirá sus puertas a todos aquellos que deseen venir y compartir juntos este gran momento.
Aquí comparto algunas fotos donde podéis apreciar algunos detalles del montaje de la exposición.
¡Os espero mañana, a partir de las 18 horas!
¡Aquí llega mi nueva exposición!
Esta vez, será en el Centro Cultural Nicolás Salmerón, en Madrid, donde tengo la suerte de llevar años disfrutando de la buena compañía y el gran conocimiento de compañeros y maestros.
La exposición estará abierta desde el día 2 hasta el 15 de abril, en el horario habitual del centro, en su sala 2.
Quedáis todos invitados a la inauguración, que tendrá lugar el mismo día 2, a las 18 horas. Me encantará recibir a todos los que podáis acudir para disfrutar juntos de este momento tan especial para mí.
¡Os espero!
Si estás perdido
Encuéntrate en mis ojos
Pues somos Uno
¡Hoy comienza mi nueva exposición!
La inauguración será a las 18:30h y, desde aquí, invito a venir a todos los que así lo deseen y tengan la oportunidad de acercarse. Me sentiré muy feliz de poder saludaros en persona.
Para quien no pueda visitar la exposición en estos días, en breve publicaré un pequeño resumen de las obras expuestas.
Muchas gracias a todos, ¡os espero!
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Flor indicada para curar el sentimiento de injusticia y la amargura, el Dr. Bach la presenta como el remedio “para quienes han sufrido una adversidad o una desgracia y les resulta difícil aceptarla sin quejas o resentimientos, pues juzgan la vida por el éxito que aporta. Les parece que no se merecen un revés tan grande, que es injusto, y se vuelven amargados. Suelen perder interés y mostrarse menos activos en las cosas de la vida que antes les gustaban”.