Este ángel nos trae un mensaje de aceptación, aconsejándonos que apreciemos lo que tenemos sin ansiar lo de los demás. Nos muestra lo grandioso de nuestro planeta, su diversidad, y nos enseña que cualquier sitio donde nazca un ser humano, lo que llamamos su tierra de origen, hay maravillas. También nos previene del deseo de quitar a otros sus tierras y separarlos de sus raíces, por mucho poder que tengamos.
Desde tiempos ancestrales la humanidad se ha visto obligada a emigrar para buscar su sustento y poder vivir. En ocasiones, estas migraciones han sido forzadas por aquellos quienes, con su poder, engañan o provocan guerras para echar a los habitantes de las tierras que desean, obligándoles a buscar nuevas tierras en las que echar raíces y comenzar una nueva vida.
Algunos logran volver a su tierra con el paso de los años, mientras que otros mueren sin haber cumplido su ilusión de reencontrarse con familia, amigos y lugares queridos.
La reflexión de este ángel nos habla de la posibilidad de ver la situación también desde otro punto de vista y valorar la oportunidad que ofrece, ya que hay a veces que necesitamos cambiar, abandonando el entorno donde nos sentimos cómodos y protegidos, para crecer.