Nadie es tan rico y poderoso que pueda prescindir siempre de la ayuda de otras personas.
Nadie es tan pobre e impotente que no tenga algo valioso que ofrecer a los demás.
La compasión que nace del corazón es la forma más elevada de amor, porque nos permite experimentar el amor incondicional por todo lo creado.
Cuando ofrecemos con generosidad lo mejor de nosotros mismos al mundo, éste llena de felicidad y plenitud nuestras vidas.